En los últimos 50 años,
los grupos ufológicos han recopilado, catalogado y archivado
multitud de informes sobre avistamientos OVNIs. Mediante la
utilización de técnicas de investigación, ellos han conseguido
un increíble número de informaciones. La mayor parte de ese
archivo es alimentado por el relato de los testimonios de los
testigos, corroborados por filmaciones, documentos y
fotografías.
Los diferentes proyectos del gobierno
norteamericano (Blue Book, Grudge, Aquarius, etc.) usaron la
misma técnica para recopilar información. Durante algún
tiempo, varias agencias del gobierno americano y de otros
países, fingieron estar interesadas en la investigación de un
fenómeno que presentaban como desconocido, aunque mostraban
sus dudas al respecto de su existencia. Hicieron un paripé,
tendente a crear confusión, dando la falsa impresión de que se
estaba ocultando información sobre supuestos extraterrestres.
Se ocultaba, sí, pero no esa clase de información.
El
problema que yo encuentro, a la hora de la utilización de este
material, es que los grupos e investigadores ufológicos
esperan de sus respectivos gobiernos algo que éstos no están
dispuestos a facilitarles: Información veraz y completa sobre
los casos que oficialmente se mantienen en poder de las
autoridades.
Podríamos pensar que si el fenómeno OVNI
tuviese un origen extraterrestre, los gobiernos, después de un
tiempo de asimilación y comprensión de esa terrible realidad,
más tarde o más temprano prepararían a la población para la
eventual llegada y manifestación pública de esa nueva
realidad, y de sus implicaciones sociales o tal vez de amenaza
para la seguridad del planeta. Todos estaríamos implicados,
pues navegamos en el mismo barco.
A los gobiernos no
les interesaría que las gentes fueran “por libre” en este
tema, y adoptando en ocasiones, demasiadas ocasiones,
actitudes poco menos que suicidas, al atribuir un origen
místico a esta fenomenología, entregándose a los visitantes
exteriores, como ya lo han hecho los componentes de muchas
sectas platillistas, con resultados estremecedores en
ocasiones. Pero no da esa impresión.
El secreto y la
desinformación debe tener otras causas, por tanto, y me temo
que esas causas están determinadas porque el verdadero origen
del fenómeno OVNI está aquí en la Tierra, originado por esos
mismos gobiernos, que desarrollan técnicas y energías
revolucionarias, que no están dispuestos a dejar en manos de
la sociedad, cuyo control manejan y desean aumentar.
El
desarrollo de esas energías, si se hiciesen públicas y
accesibles a todos los países y a todas las personas, pondrían
en serio peligro el monopolio que sobre los sistemas
energéticos poseen las compañías petrolíferas, capaces de
asesinar a su propia madre antes que dejarse arrebatar ese
control. Creo que no estoy diciendo nada que no se sepa
ya.
Ahí está la verdadera raíz del problema, la causa
de tanto secreto y tanta desinformación, así como las
presiones, amenazas, requisado de información, destrucción de
archivos, agresiones y “desapariciones” que se dan en el mundo
de la Ufología.
Cuando se dijo oficialmente en Roswell,
que la Fuerza Aérea había capturado un platillo volante, para
negarlo posteriormente y añadir que, en realidad se trataba de
los restos de un globo militar, se hizo siguiendo una serie de
instrucciones que diseñaban una estrategia de confusión con
informaciones contradictorias, previstas para apartar a la
opinión pública de la verdadera naturaleza del aparato caído
en la zona. Había que ocultar los experimentos con aeronaves
de diseño no convencional, cuyos antecedentes estaban en los
diseños y prototipos de la Alemania Nazi, las aeronaves
revolucionarias del III REICH. Y sobre todo había que ocultar
experimentos realizados con niños, pilotos forzados de esos
prototipos experimentales, que acabaron siendo “confundidos
con EBEs”.
Es curioso observar cómo aparatos, que
supuestamente no son detectados por los radares, son recogidos
cuando ocurre un estrellamiento en algún lugar, con gran
diligencia por esos militares, que parecen saber por
anticipado dónde ocurren esos accidentes y dónde se encuentra
la zona exacta de la caída. ¿Será que son aparatos creados y
controlados por ellos?
Todo este montaje circense, de
militares que una vez jubilados, o en la Reserva, hablan y nos
desvelan secretos celosamente guardados en esas bases
secretas, donde se manipulan naves de otros mundos, con la
ayuda de seres extraterrestres, son actos de un drama tendente
a crear una tremenda confusión para ocultar la realidad de la
continuación de esa tragedia que constituyó la Segunda Guerra
Mundial. Se han cambiado los escenarios, se ha retocado un
poco el guión, hemos pasado a otro acto o escena, pero la obra
continúa, con el mismo objetivo: Un Nuevo Orden
Mundial.