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Desinformación Ufológica

 

Por Ángel Rodríguez Álvarez


En los últimos 50 años, los grupos ufológicos han recopilado, catalogado y archivado multitud de informes sobre avistamientos OVNIs. Mediante la utilización de técnicas de investigación, ellos han conseguido un increíble número de informaciones. La mayor parte de ese archivo es alimentado por el relato de los testimonios de los testigos, corroborados por filmaciones, documentos y fotografías.

Los diferentes proyectos del gobierno norteamericano (Blue Book, Grudge, Aquarius, etc.) usaron la misma técnica para recopilar información. Durante algún tiempo, varias agencias del gobierno americano y de otros países, fingieron estar interesadas en la investigación de un fenómeno que presentaban como desconocido, aunque mostraban sus dudas al respecto de su existencia. Hicieron un paripé, tendente a crear confusión, dando la falsa impresión de que se estaba ocultando información sobre supuestos extraterrestres. Se ocultaba, sí, pero no esa clase de información.

El problema que yo encuentro, a la hora de la utilización de este material, es que los grupos e investigadores ufológicos esperan de sus respectivos gobiernos algo que éstos no están dispuestos a facilitarles: Información veraz y completa sobre los casos que oficialmente se mantienen en poder de las autoridades.

Podríamos pensar que si el fenómeno OVNI tuviese un origen extraterrestre, los gobiernos, después de un tiempo de asimilación y comprensión de esa terrible realidad, más tarde o más temprano prepararían a la población para la eventual llegada y manifestación pública de esa nueva realidad, y de sus implicaciones sociales o tal vez de amenaza para la seguridad del planeta. Todos estaríamos implicados, pues navegamos en el mismo barco.

A los gobiernos no les interesaría que las gentes fueran “por libre” en este tema, y adoptando en ocasiones, demasiadas ocasiones, actitudes poco menos que suicidas, al atribuir un origen místico a esta fenomenología, entregándose a los visitantes exteriores, como ya lo han hecho los componentes de muchas sectas platillistas, con resultados estremecedores en ocasiones. Pero no da esa impresión.

El secreto y la desinformación debe tener otras causas, por tanto, y me temo que esas causas están determinadas porque el verdadero origen del fenómeno OVNI está aquí en la Tierra, originado por esos mismos gobiernos, que desarrollan técnicas y energías revolucionarias, que no están dispuestos a dejar en manos de la sociedad, cuyo control manejan y desean aumentar.

El desarrollo de esas energías, si se hiciesen públicas y accesibles a todos los países y a todas las personas, pondrían en serio peligro el monopolio que sobre los sistemas energéticos poseen las compañías petrolíferas, capaces de asesinar a su propia madre antes que dejarse arrebatar ese control. Creo que no estoy diciendo nada que no se sepa ya.

Ahí está la verdadera raíz del problema, la causa de tanto secreto y tanta desinformación, así como las presiones, amenazas, requisado de información, destrucción de archivos, agresiones y “desapariciones” que se dan en el mundo de la Ufología.

Cuando se dijo oficialmente en Roswell, que la Fuerza Aérea había capturado un platillo volante, para negarlo posteriormente y añadir que, en realidad se trataba de los restos de un globo militar, se hizo siguiendo una serie de instrucciones que diseñaban una estrategia de confusión con informaciones contradictorias, previstas para apartar a la opinión pública de la verdadera naturaleza del aparato caído en la zona. Había que ocultar los experimentos con aeronaves de diseño no convencional, cuyos antecedentes estaban en los diseños y prototipos de la Alemania Nazi, las aeronaves revolucionarias del III REICH. Y sobre todo había que ocultar experimentos realizados con niños, pilotos forzados de esos prototipos experimentales, que acabaron siendo “confundidos con EBEs”.

Es curioso observar cómo aparatos, que supuestamente no son detectados por los radares, son recogidos cuando ocurre un estrellamiento en algún lugar, con gran diligencia por esos militares, que parecen saber por anticipado dónde ocurren esos accidentes y dónde se encuentra la zona exacta de la caída. ¿Será que son aparatos creados y controlados por ellos?

Todo este montaje circense, de militares que una vez jubilados, o en la Reserva, hablan y nos desvelan secretos celosamente guardados en esas bases secretas, donde se manipulan naves de otros mundos, con la ayuda de seres extraterrestres, son actos de un drama tendente a crear una tremenda confusión para ocultar la realidad de la continuación de esa tragedia que constituyó la Segunda Guerra Mundial. Se han cambiado los escenarios, se ha retocado un poco el guión, hemos pasado a otro acto o escena, pero la obra continúa, con el mismo objetivo: Un Nuevo Orden Mundial.